La mujer de la arena de Kobo Abe
La mujer de la arena o Mujer de las dunas es una novela escrita por Kobo Abe y publicada originalmente en 1962. La obra se puede entender como una novela alegórica en donde el autor explora temas como los límites de la libertad, los roles sexuales y la naturaleza del trabajo.
Descubrí este libro hace algunos años en un festival de cine japonés. La película, lanzada dos años luego que la novela, se considera un clásicos del cine japonés. Desde que la vi tuve intención de leer la obra original. Mucho del lenguaje del audiovisual (pausado, lento), me hacía reflexionar sobre si era interpretación del director o sí hacía referencia al texto original.
Antes de iniciar este proyecto había leído muy pocas obras japonesas. En lo que llevamos este año hemos descubierto varios cuentos , y novelas de este país. Leímos Sobre pájaros y animales de Yasunari Kawabata yLa dependienta de Sayaka Murata y de forma individual disfrute de La casa de las bellas durmientes también de Kawabata y Piercing de Ryū Murakami.
Tanto el cuento como la novela fueron muy bien recibidos por los participantes. Acercarse a otra cultura a la que no estamos expuestos siempre causa una mayor concentración al leer el texto, tratar de comprenderlo mejor y notas las diferencias y similitudes producto de la globalización. Ademas, en la mayoría de los casos los autores tienden a escribir de forma sencilla y son libros cortos que en pocas palabras dicen muchas cosas.
La novela cuenta la historia de Jumpei, profesor japonés quien decide realizar un viaje a un desierto del país para coleccionar unos raros escarabajos. Durante la noche decide hospedarse en una curiosa morada bajo las dunas del desierto habitada por una misteriosa mujer. El personaje recibe una sorpresa cuando al día siguiente remueven la escalera que da ingreso a la morada y termina atrapado por los habitantes del desierto.
A partir de ahí, la vida de Jumpei se transforma. Su existencia queda reducida a luchar eternamente por expulsar derrumbes de arena que buscan consumir la casa, mientras que los capataces del pueblo lo recompensan con pequeños regalos como sake o alimento. El relato explora la transformación del personaje quien se termina quebrando ante sus nuevas condiciones y su incapacidad de escapar de la prisión desértica.
El protagonista eventualmente logra huir de la duna pero al perderse en el desierto termina de vuelta al pueblo y queda atrapado por la arena nuevamente. Al final de la obra, el destino le pone una oportunidad de oro para escapar pero Jumpei se resigna a su nueva vida que a partir del secuestro se ha convertido en su nueva realidad.
Es una lastima que en la discusión se unieron pocas personas. En este momento, dos de los miembros con más tiempo se han ido del país y la zona horaria dificulta un poco la continuidad. Considero que una buena discusión requiere de 3 a 5 personas, menos de esa cantidad vuelve la discusión un poco circular, mientras que un número mayor resta el tiempo de participación de cada persona. A pesar de esto la reunión duró cerca de hora y media. No se trata de un libro particularmente extenso, pero el autor tiende a utilizar muchas referencias a otros autores y temas que le agrega profundidad filosófica y que permite a los lectores roer entre los significados tratando de descifrarlo todo.
La discusión se enfocó en torno a los temas existencialistas de la obra así como en las críticas hacia la sociedad post industrial en la que el autor vive. El espacio físico de la novela, al tomar lugar en un pueblo fronterizo de japón permite que el autor plantee un mundo anacrónico. El entorno periférico, con escaso acceso a la tecnología se ofrece como un mundo alterno al japón moderno del que parte Jumpei. La arena se encarga de democratizar las condiciones de vida, todos los habitantes del desierto son esclavos (aunque algunos un poco más libres) de la arena.
La caída incesante del mineral borra en su paso la historia del pueblo. La arquitectura desaparece sobre el polvo y los recuerdos de una vida anterior a la inmediatez se convierte en una con el paisaje. Se cuenta que la mujer de la arena tuvo una familia y que murieron sepultados, pero no hay forma de localizar los cuerpos entre la acumulación de nuevo polvo, más la lenta transformación de la fosa por el efecto de la arena.
Esta separación entre ambos mundos permite al autor situar al lector en un universo aparte que aunque es parte del mundo moderno no se rige por las mismas reglas. De primera entrada, la lucha incesante por vaciar la fosa de polvo recuerda al mito de Sísifo en la interpretación de Albert Camus de quien se enfrenta eternamente junto a un enemigo invencible y por lo tanto absurdo. Segundo, el autor juega con los conceptos civilistas de Jumpei (su fé en las instituciones, en la policía y en los medios de comunicación), y la barbarie del mundo desértico en donde la modernidad encuentra dificultoso penetrar.
La comunidad de la arena fuera de la ley por decisión propia. Son un pueblo olvidado al que las instituciones no llegan y que sienten rencor hacia el aparato estatal del centro por su omisión, al eficiencia del protagonista citadino son habladurías para la periferia. Este rencor se traduce en un trato barbárico en donde se ejercen nuevas formas de esclavitud sabiendo que el escape es imposible y que por lo tanto no hay riesgo de que las prácticas cambien. Jumpei es mano de obra de más para la gente del desierto, ellos saben que su posición de olvido les otorga poder sobre el protagonista ya que nadie se entrometerá con el rapto. El lugar eterno le recordó a uno de los participantes al viñedo idílico de El lugar sin límites, otro lugar anácronico en la periferia de la modernidad en donde el tiempo no pasa y todo se mantiene igual. El olvido, el pasado idealizado, es en ambas novelas la clave del control sobre los cuerpos,
Surge la duda de si el autor busca realizar una crítica a los sistemas políticos/económicos de la guerra fría en su planteamiento. Al igual que Sábato en su obra Hombres y Engranajes, Kobo Abe cuestiona las similitudes deshumanizantes entre el capitalismo industrial occidental y el estalinismo de la Unión Soviética. La dunas son a su vez metáforas del trabajo alienado por la conservación del sistema mundo, en donde el trabajo abnegado es la construcción del mundo del mañana, como a su vez de las nuevas formas de trabajo asalariado del japón de la post-guerra. El trabajo individual corporativo se recompensa con pequeños premios por parte de los hombres libres que se pueden desplazar entre las dunas quienes “valoran” el trabajo entregado de personas como Jumpei y su acompañante. El autor no simpatiza por una de las posiciones en específico, sino que enfoca su crítica en el efecto que ambas tienen para doblegar el espíritu y negando al sujeto en su entrega.
Considero que esta es una buena obra tanto para la lectura individual como para el trabajo en un Club de Lectura. El libro es corto, y relativamente fácil de leer; al mismo tiempo que incluye la vaguedad suficiente para ser interpretado y discutido en sus múltiples aristas. Los capítulos son cortos, y aunque la obra no transcurre a gran velocidad el lector siente que avanza en la comprensión del mundo narrado. La obra contiene escenas de violencia sexual (sin llegar, en mi opinión, a lo vulgar) por lo que se recomienda discreción dependiendo del público meta quien puede no sentirse cómodo. Por el momento, sigo encantado con la literatura japonesa y con deseo de explorar un poco a otros de los autores claves de esta región del mundo.